El Cerro Mallo... preparativos

Me tomé unas horas antes de narrar esta experiencia. Unas horas para tomar distancia, ordenar ideas, imágenes que aparecían sin cesar por mi cabeza. Tomar distancia y objetivizar esta fuerte experiencia.
Sabíamos del rigor de esta experiencia. Por eso quedó allí, en el sábado, en la planificación de actividades. después de un día de distensión en la ciudad. Después de un día de reacomodamiento del físico.

Se planteaba como una caminata de ocho horas. Como el ascenso a aquella montaña que se plantaba desafiante frente a nosotros cada mañana al salir de las cabañas. Esa montaña con una cima rocosa blanca, que nos hacía ilusionar y pensar que era nieve, allí, esperándonos. afilada, alta, muy alta. 1900 metros en la punta.

El desafío se volvía temor. Miedo a no llegar, a sentirnos mal, a sucumbir en el intento.

¿Cómo enfrentar aquella ladera escarpada, casi vertical desde abajo?

La noche anterior, el miedo, quizas inconsciente se convertía en roma y canción: "ojalá que llueva, que crezca el cucumello..." se oía en son de plegaria enmascarada.

Pero no fue así, y aunque la "luna se hizo con agua" al jornada amaneció despejada.

Y para mi compañera Sarita superamaneció... tuvo un lapsus... saltó de la cama a una hora sin saber a ciencia cierta cual hora era.

No queriendo retrasar lo programado, vencí la atracción que ejercía mi bolsa de dormir y la seguí.

Era de noche. Si bien durante toda la semana, fui la tempranera del grupo, mi experiencia decía: "es muy de noche para ser las 7 hs.", ya que había vivido que a esa hora el día comenzaba a despuntar.

Al baño y al comedor.."¿Qué hora es?" "6 hs." éscuché, y quedé muda, casi sin respuesta.... UNA HORA ANTES DE LA PREVISTA!!! Dios esta NATURALEZA iba a terminar conmigo!!!!

Café, charlas de por medio para amenizar la espera.

7 hs. Todos arriba, partíamos a las 8 hs.

Myrta